sábado, mayo 03, 2008

Piratas prohibidos y piratas consentidos.



Amplio reportaje en 'La Nación'






Recuerdo este párrafo de una entrada que colgué el 28 de abril del 2007:

“Estamos en una situación en la que una camarilla de nazis apoltronados en su legalidad sujeta a cambios instantáneos según intereses, pueden imponer en España cualquier norma que resulte de su interés económico, político o social, pasándose nuestro sistema legal por el forro y sin que haya forma legal de impedirlo, teniendo, por el contrario, el deber de garantizarlo. Es más, no solo en España. Si estos nazis deciden hacer una ‘pirula’ en un país cualquiera la harán en nombre de España y será esta la que responda de sus desmanes allá donde los provoquen, dado que política y oficialmente son españoles, pero España no podrá exigirles el fin de estos, ni pedirles responsabilidades, por no tener ningún poder legal y por tanto ninguna autoridad sobre sus actuaciones ni dentro ni fuera de España.”



Bien pues aquí tenemos una muestra visible. Ignoramos los 'tapados'. Ni que decir tiene la que se puede armar cuando las “embajadas” catalanas, con 'pabellón' pero sin estado, empiecen a embrollar la “fluidez” que caracteriza la gestión diplomática a manos de la organización del “ministro” Moratinos.

Muy al contrario de lo que ocurriera con el caso del barco francés, en el momento de ser secuestrado, el ‘Playa de Bakio’, era un barco pirata a todos los efectos, al no llevar el preceptivo pabellón español, o el de algún único estado de algún país soberano, que lo ampare. En su lugar ondeaba la ikurriña, que, como bandera de un partido político, y prestada o cedida a una región que nunca tuvo, en medio del mar no es más que un trapajón pirata. Por tanto la tripulación, también lo era. Esto, aparte del pago del rescate, ha supuesto un gran y costoso despliegue diplomático. El problema no solo era rescatar a la tripulación sana y salva, sino conseguir traer a los supuestos españoles, hasta España. Digo supuestos españoles, porque todo el que se enrola en una embarcación pirata sabe que renuncia al amparo de cualquier estado. Sabe que según las normas internacionales, comete delito de piratería, perseguible en todo el mundo marino, por cualquier embarcación de cualquier tipo y bajo cualquier pabellón. Solo la condición de pirata del barco que los abordó, quita legitimadad al abordaje y retención del barco, con todo su contenido. España ha tenido que pasar por el trámite de rescatarlos, de los otros piratas, y por el de evitar las debidas acciones policiales contra ambas embarcaciones, dándoles consideración de piratería por igual, además de eludir a la justicia somalí “tapándoles la boca” ante los tribunales internacionales de justicia, o para que no fueran juzgados -y sin duda condenados- en ese país como piratas.




El gobierno lejos de dar explicaciones, detallando la gestión y el presupuesto de lo que nos cuesta salvar la vida a unos ciudadanos de un ‘país independiente y asociado al estado fantasma español’, que desprecian la nación y la bandera que les ha salvado el trasero. Además deben ser juzgados y condenados, junto con el armador, por piratería, de lo contrario el estado incurrirá en el delito de encubrimiento a dicha piratería, contraviniendo la legalidad internacional, algo que empieza a ser habitual en un país como el nuestro, donde el gobierno se ufana y regodea de su acoso y derribo descarado y tercermundista, contra media nación, pavoneándose ostentosamente, de ser arte y parte de una izquierda que simpatiza, colabora y milita en el terrorismo, el nazismo y el delito legalizado contra la nación, contra el estado y contra los derechos y libertades democráticos, llevándolos a estar mejor vistos y disfrutando de mejor estatus y mas ‘caché’, que ‘la puta España’ honrada, decente y patriota, que los mantiene a todos ellos. Este tipo de delincuencia, patrocinada por el “gobierno”, se manifiesta tan segura y amparada dentro de España, que ha perdido la objetividad para medir la obligada legalidad fuera de ella, donde pretenden dar continuidad a su impunidad patria.

El secretismo en las negociaciones, para el rescate del ‘Playa de Bakio’ y su tripulación, y el que precede a su liberación, esconden hechos muy graves, donde en una situación de piratería y contra-piratería, nuestro “gobierno” lejos de exigir e imponer la legalidad, se alinea con el delito en complicidad directa con el mismo, al que la oculta, ampara y protege, no trayendo a la tripulación del pesquero, en calidad de detenidos, para ser puesta a disposición judicial, bajo acusación de ejercer la piratería internacional. Si son españoles para ser amparados por el estado español, también lo han de ser para cumplir con nuestras leyes democráticas (no las criminales hechas por el “gobierno” para su privilegiado beneficio) y las que ratificamos en los tratados internacionales.

España, ha cumplido con ellos, rescatándolos de sus colegas de piratería y pactando no ser juzgados y condenados en un país lejano y de dudoso respeto por los DD.HH. Todos nos alegramos de su retorno sanos y salvos. Que ellos cumplan con la justicia, junto al gobierno que ha propiciado las condiciones para que se den estas actuaciones delictivas, gravando a la nación y arriesgando su seguridad ciudadana.

El silencio, a su vez cómplice, de la oposición y de la prensa en general, indica que están en el complot y apoyan al “gobierno” en una gestión cuya legalidad, desde mi punto de vista, es bastante más que dudosa, al igual que es clara su renuncia a cumplir sus deberes, desde el Gobierno que ocupan. Un “gobierno” al que las consecuencias de su irresponsabilidad, delitos, traiciones y mala gestión, empiezan a traspasar nuestras fronteras, mientras que en España siguen en libertad y actuando con absoluta impunidad, ante la omisión de todos los responsables de mantener las garantías del orden democrático por el que, se supone, deberíamos regirnos.

España y el mundo deben saber que el estado español, no acudió al rescate de un barco y de unos marinos españoles, sino de un barco y de una tripulación pirata que, como todas ellas, premeditadamente renunciaron al amparo del estado español y al de cualquier otro, al navegar y faenar por aguas internacionales, sin lucir el obligado pabellón único, de cualquiera de ellos. No podemos encubrir un grave delito contra la legalidad internacional, para legitimar la apestosa basura nacional. España y el mundo tienen derecho a saber.

Clandestino

domingo, abril 27, 2008

El uso criminal de la ideología, impide la justicia que ampara al derecho


“La principal virtud del Mayo francés, el espontaneísmo, se transformó, tal vez, en su mayor carencia. Fue víctima de su propio éxito: a fines de junio, las elecciones generales le dieron un amplio triunfo a De Gaulle sobre las fuerzas de izquierda. “
Mayo Francés del 68



La rebelión popular, siempre fue el único recurso que le queda al oprimido, para derrocar al opresor criminal, que siempre acaba posicionándose en el estado, y anulando la soberanía popular y con ella, sus derechos fundamentales. Pero siempre acaba siendo un ruidoso fracaso, cuyo destino suele ser el reenfilar la ruta del retorno al redil de la mafia política.

Ayer noche, vi un retal de un documental sobre el Mayo Francés de 68. Una auténtica lección, para ilustrar cualquier manual sobre como articular una movilización de protesta y de cambio, en masa, que pusieron en fuga a todo un presidente de La República, en solo un mes y sin más armas que la razón y el coraje para defenderla. Pero también fue ejemplo lo que no se debe hacer, que hicieron y que les costó una derrotan tan radical y espontánea, como su propia revolución.

La voz en off, doblaba a un director Norteamérica que, como casi todos los demás, retiraron su proyección del festival de Cannes, en apoyo a los que pedían derechos y libertad. Pero manifestó su asombro cuando pudo comprobar en un lugar cualquiera de París, como en un mismo mástil unos revolucionarios intentaban izar una bandera comunista, que otros intentaban arriar con el mismo empeño, a la vez que se enzarzaban en una dura discusión en la que ambas partes justificaban su acción en nombre de la libertad. ¿Se lo pueden creer? Ambas partes luchaban por la libertad, pero cada una quería una libertad opuesta a la de los otros. ¿Qué es, entonces, la libertad? Entiendo la libertad como un concepto personal que cada uno se construye, para sentirse libre en él. Donde yo me siento libre, otros pueden sentir las asfixia de la opresión. Fue la falta de concepto de libertad general y la falta de respeto al espacio de libertad de cada uno, lo que les llevó a resquebrajar la unidad, hasta convertir en derrota un triunfo que, merecidamente, tenían en pleno uso y disfrute.



En el momento que dieron consideración ideológica y política, a lo que fue promovido por una cuestión de injusticia y dramatismo social, en la falta absoluta de justicia y de derecho, liquidaron cualquier objetivo sobre su digna revolución, reconduciéndola, inconscientemente, hacia la legitimación de las causas que la provocaron. Las mismas causas que justificaron la revolución, la destruyeron: El manejo de las masas, por los políticos, mediante la fanatización ideológica.

El ciudadano, se niega a sufrir los efectos del crimen de estado, pero no renuncian a delegar liderazgo, en la gestión de esa clase de estado, a su caudillo ideológico. Quiere libertad, frente a la tiranía, pero le rinde pleitesía y vasallaje, en una lealtad inquebrantable, al tirano. Esto es consecuencia de la educación y adoctrinamiento ideológico, cuya gestión siempre va de la mano de alguna organización gubernamental, creando dudas y luchas internas en el individuo, que le llevan a rechazar lo que no ignora que es, pero no procesa como de su interés, o mantener lo que el dolor y la evidencia, invita a rechazar. El odio como elemento habitual de inculcación ideológica, cierra cualquier posibilidad de desarrollo a la racionalidad y lucidez, que permitan ver el propio interés y sus incidencias o coincidencias, en el interés general. En España hay millones de individuos que odian a millones de desconocidos, solo por desear la libertad al margen de los que ellos sostienen en el crimen que nos destruye a todos. Defienden la continuidad del Jefe del Estado, a pesar de ser evidente que es un traidor a la nación y un fuera de la ley, que omite e incumple, sus deberes constitucionales, con ella. Hay una gran multitud que vota a un gobierno que lo único que ha evidenciado en toda una legislatura es el odio a la nación, a la justicia, a los derechos y a las libertades, su condición de traidores y fueras de la ley y su alineamiento y el del estado, con el hampa terrorista y nazis, dejando a su merced a millones de españoles, en total desamparo.



Pero aquí no se mueve ni una hoja, en legítima defensa de sus derechos conculcados por el gobierno y con la complicidad directa y consciente de los responsables de las distintas instituciones del estado, Jefe del Estado incluido. ¿Porqué? Porque, los que convierten a la nación en una explotación de esclavos, se votan así mismos y suman adeptos mediante el adoctrinamiento ideológico que nos fanatiza y convierte la sumisión en la forma ideal de lealtad a la ideología, llegando a una renuncia, no solo voluntaria sino gloriosa, de hacer prevalecer esta sobre cualquier derecho, incluida la propia libertad, en la ceguera del odio hacia los colectivos de conciudadanos que comparten su esclavitud y explotación, desde el conocimiento y la conciencia de que realmente es así. Incluso llegan a hacer labores de comisarios políticos, denunciando, agrediendo y repudiando, la neutralidad cotidiana, o los escasos gestos de decencia y honradez, que de forma espontánea se puedan producir. Sus propias acciones terminarán golpeándoles en su cómoda enajenación de la realidad, cuando esta les sacuda y se caigan del guindo. Entonces será el momento. Desgraciadamente los daños producidos serán irreversibles, para millones de inocentes condenados, por otros millones de estafados, también inocentes pero menos.

Mientras no seamos capaces de rechazar las ideologías como métodos de adoctrinamiento, dando categoría de delincuencia, con agravantes, a los que infringen la ley, alterándolas con otras leyes criminales, para atentar contra el derecho, desde el estado, no mereceremos la justicia que nos hurtan desde el estado que mantenemos para sus garantías. La consolidación de la paz y la convivencia, solo es posible en el respeto a la igualdad y a los derechos ajenos, desde la consolidación de un estado y gobiernos sometidos como servidumbre de la nación y de sus leyes y que a su vez estas han de ser servidumbre de la justicia que a su vez, sea servidumbre y garantías de amparo de los derechos. Mientras tanto seremos esclavos de nuestra propia servidumbre, autoerigida en banda de delincuentes, que cultivan nuestra ignorancia, con su intoxicación ideológica.Cuando la justicia, como elemento sobre el que se edifica y sostiene el derecho, se aleje de las manazas políticas, a una distancia suficiente e insalvable, habrá paz y libertad. Pero eso solo si somos capaces de ganarlo y de merecerlo defendiéndolo cada día que haya un criminal en libertad.

Obsérvese el odio indisimulado y feroz, contra la Iglesia, cuyas doctrinas cristianas, dejan sus crímenes al descubierto. Obsérvese el odio cerval a la memoria de Franco, del que hoy podemos decir alto y claro, que de entre todos sus defectos y crímenes, entre ciertos y adjudicados, destaca la gran labor de proteger a los españoles, durante cuarenta años, de los criminales que actualmente nos han invadido, ocupado y sometido, desde las más altas instituciones del estado, hasta el más insignificante ayuntamiento, con claros objetivos de prácticas de expolio y pillaje legal. Obsérvese a una oposición que trata de resolver el crimen de estado, dando categoría política, y repartiéndose el poder judicial con los que debe hacer responder ante la ley, no como políticos, sino como delincuentes. La ideología y el voto, como escudo de impunidad política y legal, debe ser radicalmente descabezado por la justicia.

La única causa por la que nuestro estado está en manos criminales, es porque son muchos -oposición incluida- los que desean mangonear en un estado criminal, en el que forrarse legalmente, y para nuestra desgracia, de entre los que no lo queremos, no hay ningún Franco que lo evite. Las mafias que nos ocupan, encuentran masa suficiente con deseos de ser engañados y estafados, llevando la desgracia a toda la nación decente, sometida a la España oficial, que gestiona y legisla según las exigencias de las diferentes mafias y lobbys. Pero que nadie olvide, que como a toda organización criminal, el voto no le exime de sus responsabilidades criminales, ante los tribunales de justicia, nacionales o internacionales, o en su defecto, ante la justicia del pueblo. Ese pueblo que hoy le apoya, pero que un día, esperemos que cercano, le pedirá cuentas por sus delitos contra él.

Clandestino