miércoles, noviembre 05, 2008

Cuando la vida no es un derecho



Cuando la ley y el estado se oponen a que la vida sea un derecho, aniquila todos los demás derechos, la justicia que los ampara y la posibilidad de la convivencia, en medio de la vorágine criminal, que obliga a someterse a la ley de la selva, donde vivir o morir es solo cuestión de suerte.



El estado español se cae. Se desploma como un fardo inerte, vencido por el sobrepeso de la ignominia en la impunidad del crimen a manos de un hampa aferrado a él y dispuesto a succionar hasta los tuétanos de su víctima terriblemente enferma y moribunda. Cuatro años siendo vilmente asesinado en la absoluta impunidad, ante la indiferencia de sus garantes. Cuatro años durante los cuales hemos permitido la destrucción de los principios y valores que nos identificaban como civilización y nos unían como nación, en la convivencia pacífica, culta, cívica y solidaria. Ahora es un triste solar arrasado, donde nada funciona, cuyo poder lo ostenta íntegramente los fueras de la ley, tanto callejeros como del estado, haciéndose fuertes en él, bajo los blindajes de protección, que este les procura, contra la honradez y la decencia de sus víctimas.



La legalidad democrática garantizada en nuestra Carta Magna, ha sido aniquilada y suplantada por la concentración de poderes y por leyes contra la justicia, para mangoneo y violación impune de derechos fundamentales, incluido el de la vida. Con el amparo y legitimación a los asesinos nacionalistas y al dramático desprecio y acoso a sus víctimas, se sucedieron leyes para el expolio, la discriminación, el privilegio o la exclusión, por razones de sexo, religión, lengua, origen y especialmente, por ideología o debilidad, engastando en el estado la más abyecta política mafiosa corporativa de claro corte nazi y fascista, con dramáticos resultados para millones de españoles, relegados del obligado amparo de la justicia y despojados de su derecho natural. Millones de ciudadanos abandonados a su suerte, a merced de la tiranía criminal del nazismo nacionalista. Millones de españoles hundidos en la absoluta miseria de la mano de millones de esclavos importados, que le reventaron su mercado y sus niveles de vida, viéndose obligados a competir con ellos, para satisfacer la avaricia del fascismo que se apoderó del estado. Millones de españoles sometidos a la tiranía que sirve al esquilmo nacional, de la mano de los miserables serviles que los ocupan.



La guinda viene de la mano de la ley para liberar el asesinato de fetos, y la eutanasia, como una especie de fecha de caducidad para los ancianos, muchos de ellos engañados miserablemente, con la ley de estafa electoral, llamada ‘de dependencia’. Ancianos que dependen íntegramente de personas que a su vez dependen de la precariedad de sus miserables trabajos y de la piedad de los carroñeros pupilos del estado, encarrilando a nuestra clase trabajadora hacia una situación de miseria y carencias similares a las del feudalismo medieval, en las que el amo era dueño de la vida y de la hacienda.



No son pocas las evidencias criminales que distingue la política bastarda que rige los intereses del corporativismo fascista, retrotraído de los años 19, y asumidas por Z para calmar la avaricia insaciable de las mafias, valiéndose de su totalitarismo criminal, de su entorno político y de la dejación de deberes de una oposición tan vil, indolente y traidora, como el propio ocupa del Gobierno, que ceden a las demandas corporativas de esas mafias, impiden la gobernabilidad de España y el derecho de su nación, sumiéndola en el caos hasta camuflar el relativismo nazi socialista, que enrasa igualando en legitimidad, el crimen con la justicia, asfixiando la vida desde las ostentosas muestras de desprecio hacia ella, por los monstruos que llegaron al poder a lomos de una masacre, aún sin aclarar, y se mantienen en él a base de dejar claro que no les importa la vida ajena de nadie, sean cuantos sean, lo que sean y quienes sean, hasta el punto que la muerte empieza a ser parte de la normalidad en nuestro paisaje tenebroso de inseguridad, miedo y miseria, que envilece a una sociedad embrutecida en la ignorancia ideológica de unos políticos profesionales que los explota y considera como a ganado.



Todo esto ocurre en el seno de una Unión Europea, que se apresuró a consumar la chapuza, como comparsas para el interés espurio, de condenar al régimen de Franco sin preocuparse en saber como era, ni averiguar cuales fueron sus posibles actos punibles, ni las mentiras que se le cargan gratuitamente a sus posibles culpas, y que de cualquier forma, ya es inofensivo para los españoles, mientras se mantiene una indiferencia indolente y cómplice, frente al destrozo criminal que Zapatero y sus dirigentes, le infringen a España y a los españoles, a diario y en vivo. Una UE cuyos estados miembros lo único que tienen en común, es la profesionalidad de sus políticos, con las políticas corporativas anticiudadanas, que les despojan por igual, de sus derechos y libertades, mientras les abren las puertas al apaciguamiento terrorista y al integrismo radical del Islam, que destruye los pilares naturales, cimentados con la moral cristiana que dio rigor y vigor durante tantos siglos a la supremacía de la civilización occidental. Hoy todos los asesinos terroristas del mundo, se saben apoyados en sus métodos y resultados, por el Europarlamento y el Foro de Sao Paulo, y en la mayoría de estados que los componen.

Un puñado de vividores inmorales y sin valores, apoltronados y vendiendo a una civilización envilecida en el hedonismo nihilista de sus naciones suicidas.



Os dejo un enlace al blog de Caballero zp, donde se puede observar con total nitidez la descomposición de una sociedad sin leyes, ni infraestructuras, ni iniciativas, que amparen debidamente el derecho, cuyo estado, muy por el contrario, auspicia el desprecio a la vida y a la moral, convierte el conocimiento y la cultura en puro negocio y vacía de valores a los más jóvenes e ingenuos, que perdidos y desamparados en las tinieblas de la nada, se rigen solo por sus más bajos instintos, sin referentes con los que medir el alcance de sus maldades.

Que Dios nos asista.

Clandestino